Veamos primero de donde vienen los posters de esquí. Un poster, en general, es un anuncio impreso en papel destinado a ser exhibido públicamente. Aunque se puedan encontrar algunos anuncios impresos desde el siglo XV, los posters, con sus características actuales, comenzaron con el invento de la litografía.
La palabra litografía proviene del término griego “lithos” que significa piedra y del término “grafia” – dibujo.
Han existido grandes artistas de posters, comenzando por el francés Jules Cheret u otros tan famosos como Toulouse-Lautrec o el checo Alphonse Mucha, artista que tuvo una gran importancia en los primeros debido a la creación de los primeros posters art nouveau.
El «boom» industrial y comercial del siglo XX ha dió el impulso definitivo a la publicidad sobre todo a través de los posters, con anuncios de todo tipo de productos y acontecimientos. Posteriormente con la llegada de la televisión y otros medios se produjo una disminución en su utilización que, desde los años 70 del pasado siglo, tienen otro tipo de interés, como objeto de colección.
Posters de esquí
Los posters han promocionado todo el tipo de productos y de actividades y, casi desde su inicio, han sido utilizados para promover el turismo y las actividades invernales, como el esquí.
Un bueno ejemplo de divulgación del turismo de invierno son los posters de ferrocarriles, que ha sido el medio de transporte que permitió el desarrollo de la industria del turismo de nieve.
Se pueden encontrar posters divulgando el turismo y los deportes de invierno de distintos países.
Aun así, los países alpinos son, como es normal, los mas representados en los posters.
Si hablamos de artistas de forma individual, han sido muchos los que han dejado su marca en este arte. Pero cabe destacar a los tres siguientes: Bocasile, Berann que era panoramista y en la época final al francés Villermot que tienen trabajos como estos:
A día de hoy, el coleccionismo de posters de esquí y posters en general son una actividad en gran desarrollo, y existe una infinidad de galerías y de paginas web especializadas, habiéndose llegado a pagar $200.000 por un ejemplar de Toulouse-Lautrec.